NO A LA PRIVATIZACIÓN ENERGÉTICA
POR LA RENACIONALIZACIÓN DE LA INDUSTRIA PETROLERA, ELÉCTRICA Y MINERA
 
En el marco de la reunión del G8 en Londres, Enrique Peña Nieto confirmó con declaraciones ala prensa internacional el proyecto privatizador que pretende con la reforma energética. Además de decir que será trascendental claramente afirmó que se realizarán “los cambios constitucionales necesarios para dar certeza a los inversionistas privados”.
 
El PRD, aliado de Peña Nieto en el Pacto por México, le ha demandado que presente ya claramente su propuesta para debatirla, a la vez que afirma su oposición a reformas constitucionales en la materia. Peña Nieto y el PRI no tienen prisa de dar a conocer más detalles de su proyecto de reforma, por lo menos antes del 7 de julio en que hubo elecciones locales en 14 estados de la República, pero obviamente se preparan para imponerla en septiembre próximo. El PAN, una vez obtenida la gubernatura de Baja California y otras posiciones en estados como Puebla y Oaxaca, anuncia ya su proyecto, igualmente en la línea privatizadora.
 
La dinámica abierta es muy peligrosa en la perspectiva de un nuevo golpe a la soberanía nacional con una de las reformas neoliberales más graves. Para evitarla, no ayuda la posición expresada por los dirigentes del PRD de que se oponen a una reforma constitucional, pero que están a favor de reformas a leyes secundarias para ellos también “modernizar” a PEMEX. La trampa que los partidos del Pacto por México están tendiendo es que una opción que tienen es presentar a la reforma privatizadora como resultado no de una reforma constitucional, a lo cual pueden enfáticamente oponerse, incluso diciendo que hacen defensa del petróleo, como dice el PRD, pero en la práctica introducirla por medio de reformas a leyes secundarias. De hecho, así ha venido sucediendo estos años en que avanza la privatización, por ejemplo con la concesión a empresas privadas para la generación de energía eléctrica que la CFE compra o con las concesiones a compañías extranjeras, especialmente canadienses, para la explotación minera a costa de los derechos de pueblos y de graves consecuencias ambientales.
El riesgo entonces es que la privatización la pueden realizar sin hacer reformas constitucionales, sino sobre la base de reformas a leyes secundarias. No solo se ha venido ya haciendo, sino que incluso entes como el Consejo Coordinador Empresarial, por medio de su presidente Gerardo Gutiérrez Candiani, ha dicho que se opone a la privatización de PEMEX pero que está favor de la inversión privada o legisladores del PAN, como Rubén Camarillo, han dicho que no propone la privatización de PEMEX ni tampoco darle la renta petrolera a ninguna empresa privada, pero sí maximizarla a través de la coparticipación de particulares con la paraestatal, darle autonomía fiscal y nuevo gobierno a PEMEX y al mismo tiempo acabar con “su monopolio”. Tratan de legitimar la reforma privatizadora en un Congreso donde el Pacto por México tiene la mayoría absoluta -como el PRI en los viejos tiempos pero ahora con sus nuevos partidos colaboracionistas-cuyo resultado es totalmente previsible. Incluso el PRD al presumir que han“preparado la mejor propuesta de reforma del sector energético de México”(Marcelo Ebrard dixit) contribuyen a la imagen de un debate legislativo que no tiene como preocupación la reforma a la Constitución sino la privatización por todos los caminos que la palabrería sobre modernización, eficientizar, etc., les permita. La oposición necesaria a la privatización energética no pasa por el debate legislativo, ni por la alianza con supuestos defensores del petróleo que en realidad pretenden legitimarlo presentando como un triunfo reformas a las leyes secundarias sin tocar la Constitución.
 
Pero tampoco basta la consigna que dice como perspectiva de lucha simplemente “¡ni una privatización más!”  La privatización está en marcha desde hace años. No basta ahora reducir todo a reformas secundarias o a oponerse a nuevas privatizaciones apechugando las que ya impusieron. La perspectiva de lucha que se requiere tiene que ser más radical y no puede ser otra que pelear por la renacionalización de la industria petrolera, eléctrica y minera. Cancelar en consecuencia, todas las concesiones privatizadoras que se han impuesto estos años en este terreno.
 
Obviamente ninguno de los partidos en México, incluso quienes dicen ser de izquierda, está a favor de una perspectiva de esta naturaleza que va en defensa y recuperación de la soberanía nacional, así como de los intereses del pueblo trabajador sacrificados durante todos estos años de dominio de la oligarquía neoliberal. Por eso no separamos la lucha de un programa por la renacionalización de la industria petrolera, eléctrica y minera de la construcción de un partido propio del pueblo y los trabajadores como es la OPT. En este momento de grave riesgo para el interés nacional con la nueva ofensiva neoliberal del PRI y sus partidos del Pacto por México, resalta con mayor claridad la urgencia y necesidad de un partido propio de los trabajadores como el que la OPT representa.Decir lo anterior tampoco quiere decir que sostenemos una posición sectaria o exclusionista. La situación es grave y la defensa de la nación exige la más amplia movilización unitaria de todas las organizaciones que se precian ser defensoras de la soberanía nacional.
 
 Buscamos la unidad en el movimiento con los que efectivamente de una manera u otra están luchando o se oponen al proyecto privatizador. Estos se encuentran, en primer lugar, con movimientos con los que somos solidarios como la lucha del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) o de los usuarios de energía eléctrica opuestos a las altas tarifas y cortes dela CFE, así como de los afectados con daños ambientales producto de todas las concesiones mineras a empresas extranjeras que hoy proliferan por el país. En suma, con todas las organizaciones sindicales, políticas  y populares, que se precian de ser defensoras de la soberanía nacional, para establecer el frente único por la no privatización de Pemex y el retiro de las iniciativas de ley privatizadoras.
 
Respaldamos y nos sumamos a los planes de lucha y movilización como el acordado en el reciente Encuentro en Defensa del Territorio, celebrado en Puebla, para el 12 de septiembre. Es la vía para la construcción de un movimiento propio,independiente de los partidos del Pacto por México, y que consecuentemente se opone a la privatización.
 
Asumimos e impulsaremos la Campaña Nacional de Firmas en respaldo a: 1.- Borrón y Cuenta Nueva para todos los usuarios domésticos que adeudan pagos de electricidad y por una Tarifa Social Justa. 2.- La energía eléctrica debe ser considerado un Derecho Humano, elevando su acceso a rango constitucional. 3.- Renacionalización del Sector Eléctrico y Petrolero, alto a su privatización y por la cancelación de todos los permisos otorgados a las transnacionales. Por la defensa de la Soberanía Energética Nacionalizada.4.- Exigimos Solución al conflicto del SME y de los Usuarios de Energía Eléctrica.
 
Al mismo tiempo nos movilizaremos en todos los estados de la república donde tenemos presencia,este 12 de septiembre; y en la ciudad de México, participando en la Marcha Plantón del Monumento a la Revolución a la Cámara de Diputados a las 10:00 horas; impulsado acciones para caminar de la mano con la heroica resistencia electricista y la de los usuarios de energía eléctrica de todo el país, demandando un hasta aquí a la política energética impulsada por los neoliberales, que subordina el interés de los mexicanos del pueblo y los trabajadores al interés de las grandes trasnacionales y del imperialismo norteamericano. Luz, gas y gasolina baratas para el pueblo.
 
Desde la calle y en la movilización y construyendo organización luchamos también contra la privatización y a favor de una renacionalización de la industria petrolera, eléctrica, del gas, y minera de México.
 
 
Comisión Ejecutiva Nacional
Organización Política del Pueblo y los Trabajadores.
México, D. F. Agosto de 2013.